Postales

Imágenes enviadas por Romo XIII - Madrid hacia arriba

Dedicado a mi amigo José, que aún me envía postales

-Mira, vamos a comprar unas postales para enviar. Más que nada para dar envidia a los demás y que sepan dónde hemos estado.

-¿Las cojemos todas iguales?

-No. mejor diferentes.

¿Diferentes? Por qué tenemos esa maldita manía de buscar postales diferentes cuando estamos de vacaciones para enviarlas a personas distintas. Sabemos que entre estas personas no se las van a intecambiar. ¿Es tan importante que las postales que enviemos sean diferentes?

En uno de mis pequeños viajes decidí enviar unas postales, complicándome así la vida, porque nunca hay sellos, se necesita un bolígrafo y parece que no se tienen cinco minutos para escribir, cuando no te falta algún dato de alguna dirección. Me acerqué a un expendedor de souvenirs o de malditos pongos y cogí diez postales con el mismo motivo: una escalera.

-Cóbreme esto, por favor.

-¿Son todas iguales?

-Si, claro. Son para personas diferentes.

Recomiendo para los habituales a estas obsoletas prácticas que lleven desde su casa preparadas en etiquetas adhesivas las direcciones de las personas a las que quieran enviar una postal. Es el colmo del "me he acordado de ti".

Y seguir mi consejo: Comprar la misma postal para todos y cuando os digan: 

-Me llegó la postal.

Tú puedes decir: 

-Ah, si. La de la escalera. ¿Te gustó?

Tu interlocutor se quedará sorprendido y creerá que es tal tu amor hacia él que hasta te acordaste de la postal que le habías enviado en tus vacaciones.

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