Mamá, mamá: ya llegan

Imagen incrustada en el blog de Miguel - Mis fotos de Madrid

Es el circo ambulante (ver vídeo). Una trompeta, dos panderetas, mucho ruido, ocho miembros de la misma familia (habitualmente gitanos), un mono y una cabra. El espectáculo se inicia avisando al vecindario de su llegada. Hacen sonar los instrumentos y, a viva voz, el patriarca lanza las arengas del beneficio del arte callejero.

-Y ahora vamos a deleitarles, querido público, con unas contorsiones.

Más ruido, la trompeta con la misma melodía siempre y, mientras el más joven de la trouppe se dobla y se doblega, las féminas van llamando la atención hacia los balcones mostrando un platillo para que se les lancen unas monedas. Los balcones están a rebosar. Nadie se retira. Todos quieren ver el número fuerte: La cabra.

-Y ahora... la cabra.

Acompasada del infernal sonido de la trompeta, una cabra "sin marca autóctona" se sube a lo alto de la escalera, y a lo alto de un pequeño cono que hay en su base, y pone sus cuatro patas muy, muy juntas ante el asombro del personal. Lo que siempre hacen las cabras en las montañas.

Aplausos y aplausos y las opciones:

A) Retirada del balcón para evitar soltar el precio opcional del show.

B) Echar una moneda y aplaudir.

Con el mismo ruido que llegaron desaparecen hasta la siguiente esquina.