España, 2004
Hace nueve o diez años tomé una decisión que iba a cambiar radicalmente mi vida, mi situación geográfica, mis amistades, mi cultura, idioma, modos de alimentación, vestimenta y ocio.
Ocurrió así: (flash back)
Cerraron la empresa en la que trabajaba y me quedaba en una situación absurda, en un momento absurdo y una edad absurda. Algo había que hacer. Junto con un amigo, hicimos lo más absurdo que se nos podía ocurrir: cojer un atlas, abrir por una página al vuelo, señalar con el dedo un punto y mirar nuestro futuro en esa localidad: Buenos Aires.
Pues nuestra meta era esa: el país del tango. Buscamos contactos, relaciones, posibilidad de trabajo, necesidades para trasladar dos gatas, vacunaciones y todos los etcétera que el mismo aburrimineto se encargaba de traernos cada día a las mentes absurdas en las que nos habíamos convertido.
Redactamos cerca de una veintena de cartas contando un proyecto inexistente, adjuntando dossieres de trabajos anteriores. No éramos los conquistadores, pero podíamos aportar mucho a ese país y a esa gran ciudad. Un poco de ayuda era lo que se necesitaba.
Pasaron más de veinte días y no teníamos ninguna contestación de ninguna de las cartas enviadas. Las cabezas seguían pensando y pensando, pero cada vez menos. Quince días después ya volvía a trabajar en un nuevo negocio y se fue evaporando el viaje, la nueva vida, las conquistas terrenales... (Fin del flash back)
Momento actual.
He realizado una mudanza de domicilio y ha sido espantoso encontrar tal cantidad de documentos, muebles, adornos, y miles y miles de accesorios de una vida. He realizado una limpieza de material inservible o servible pero innecesario, o innecesario pero inútil, o inútil pero que no cabe en mi nueva casa. He abierto una caja y se me ha congelado la sonrisa. He encontrado una carpeta que contenía veinte cartas en las que se contaba un proyecto inexistente, donde se acompañaban dossieres de trabajos anteriores... dirigidas todas a diferentes direcciones de Buenos Aires. Y que jamás envié.
¿Hasta qué punto el destino lo hacemos nosotros mismos o nosotros mismos inconscientemente lo vamos formando?
El blog del día: Astrakus
18 comentarios:
Tu post de hoy me ha tocado muy adentro del corazón. ¡Me he sentido tantas veces igual! Me dan ganas de fustigarme cuando soy consciente de la cantidad de oportunidades que he perdido. Buaaaaah!
Ultimamente mi sueño era irme a Colombia. Una vez quise irme a Ucrania a estudiar el idioma...y a las ucranianas.¡Y tampoco!
Ahora estoy deshojando la margarita con Madrid, cuando termine lo que tú sabes.
Me ha encantado todo lo narrado. Creo, que alguna vez todos lo hemos sentimos así.
Mi destino me trajo a este pequeño pedazo de tierra rodeada del inmenso océano. Creo que fue algo más fácil que todo esto que cuentas, casual, pero paralelo en algún sentido.
Hoy, siempre tengo dos maletas preparadas para partir. Una para Buenos Aires, porque sé que dejé algo allí que me hace retornar. Otra, para un destino desconocido, que no sé siquiera si conoceré.
Felicidades por tu escrito.
jaime noguera
Pues yo, en lugr de irme a Buenos Aires me compré una casa. También depende mucho el momento de la decisión. Evidentemente no es lo mismo iniciar una vida con 20 años que con 40. Por cierto, a los 60 lo volveré a intentar.
mario
Es tu foto de esa gran galería de arte la que inspira el escrito. Creo que todos hemos tenido muchas veces la maleta preparada. A mi, en cuanto me dicen "ven", salgo pitando.
Imposible no identificarme con el post... diez años atrás estaba buscando la vuelta de cambiar el rumbo de mi vida. Barajaba USA donde tengo amigos establecidos, gente a la que quiero mucho, y también estaba Italia. Para entonces estudiaba italiano en una asociación calabressa, y todos querían perfeccionar el idioma para viajar allí... me tomé mas tiempo de lo planeado hasta que la crisis económica en Argentina reventó...
El próximo paso fué salir y ser práctico, y hace ya casi 8 años que estoy en España...
En mi caso no quedaron cartas guardadas de proyectos, sino mas bien de sueños, de cosas planeadas, que también se pusieron amarillos como si fueran de papel.
Desde entonces, en eso de ir torciendo el destino día a día, voy tomando las decisiones que lo moldean un poco más... no sé cómo hubiesen sido las cosas de haber dado los pasos planeados en aquél momento... por eso entiendo que con cada decisión que tomamos y cada elección, vamos modificando ese destino, e interviniendo en el gran plan.
Buen post... me enganchó y movió muchas cosas.
Un abrazo!
fabio
Que lo movido haya sido para bien. Los recuerdos positivos siemrpe quedan. ¿Estás feliz en España? Eso es lo que cuenta, aunque llueva en Galicia.
Yo no creo en el destino, las cosas pasan y uno se adapta. Yo ha sido ahora que me he quedado en el paro gracias a mis queridos jefes (eso no lo he preparado yo ni consciente ni inconcientemente) pero si que me he adaptado a la nueva situación, me he creado un proyecto y lo estoy llevando a cabo y esta si que es una intervención consciente que posiblemente se trunque en cualquier momento por un nuevo trabajo. pero como soy consciente de la posibilidad mi proyecto es de corto recorrido aunque importante para mi.
Saludos
kostas
Que tus proyectos se lleven a cabo cmo lo deseas, pero todo puede cambiar en cualquier momento.
El destino en buenos aires o en Laponia... como no puedo controlar el Destino para que pensar en ello.
No sé cari, solo se me ocurre cantar un tango: Corrientes, tres, cuatro, ocho....
Bezos.
Sólo te ha faltado subir un archivo de audio con un tango de esos que ponen los pelos de punta (bueno, en realidad cualquier buen tango pone los pelos de punta, es cierto).
LOS SITIOS A LOS QUE NUNCA SE VIAJÓ
Yo tengo un especial trauma con aquellos lugares a los que se soñó viajar y nunca se llegó. Luego, cuando cambias de compañía, de familia, de vida, pretendes recuperar esa ilusión de visitar el mismo sitio, pero sabes que ya no será lo mismo, y decides no ir. Y seguramente no vayas nunca.
Lo más triste no es el lugar espacial, sino el sentimental: ese sitio al que no fuiste se convierte en un prejuicio insalvable que tal vez te persiga de por vida. Sabes que es absurdo, pero quizás las cosas más absurdas son las que nos impiden dar pasos hacia delante.
Un abrazo fuerte!
Thiago
Corrientes tres cuatro ocho,
segundo piso, ascensor;
no hay porteros ni vecinos
adentro, coctel y amor.
Pisito que puso Maple,
piano, estera y velador...
un telefón que contesta,
una fonola que llora
viejos tangos de mi flor,
y un gato de porcelana
pa' que no maulle al amor.
reality bit
Cuando tienes algo en mente, hazlo en el instante. Si lo dejas pasar ocurre lo que cuentas, que te persigue de por vida y ya no lo puedes llevar a cabo.
Cari, mira el blog fotográfico de la amiga Luna:
http://mecomiunfotografo.blogspot.com/
bonitas escaleras, eh? Bezos.
Arrastro baúles de papeles amarillentos desde hace tanto que ya no recuerdo si voy o vengo o en que momento me estanqué.
Destino, casualidad? no sé.
Dios!! me he puesto nostálgica, voy a cerrar la cajita de los truenos.
Saludos
thiago
Veo que la obsesión por las escaleras no es solamente mia. Ese blog tendrá su premio correspondiente.
dianna_
En ningún momento pensé que despertaría ninguna caja de truenos, pero me he dado cuenta que los comentarios de hoy han sido un poco nostálgicos.
Iré a soltar las lágrimas al cristal del blog de Mario.
Yo tenía decidido irme a Alemania cuando acabase la carrera, estuve estudiando alemán para ello y todo... pero bueno, algunos problemas de salud y la típica ocasión que se te presenta de repente y acabé en Madrid.
Después cuando me contrató mi empresa actual pedí como destinos Buenos Aires y de segundo Sines, pero no hubo manera. Al final Cartagena.
hm
Y de Cartagena a la Feria de Málaga. Cuidado con los cortes en el cuello con botellas.
Fantástico el post.
a veces el destino nos juega buenas o malas pasadas que no descubrimos sino años después. Ahí, aunque me cueste aceptarlo, siempre me sale el "qué habría pasado si...?". Y total para qué? La vida es lo que es y mirar el pasado a veces sólo sirve para darnos cuenta de lo mucho o poco que nos hemos equivocado... o acertado. A saber.
bira
Al final hemos de afirmar que hemos acertado con las acciones que nos han llevado a ser lo que somos, incluso con todos los errores que se cometen cada día.
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