Cuento infantil

Imágenes enviadas por Jaime Noguera, Thiago

En un país muy lejano vivía una bella princesita llamada Blancanieves, que tenía una madrastra, la reina, muy vanidosa.
La madrastra preguntaba a su espejo mágico y éste respondía:
- Tú eres, oh reina, la más hermosa de todas las mujeres.
Y fueron pasando los años. Un día la reina preguntó como siempre a su espejo mágico:
- ¿Quién es la más bella?
Pero esta vez el espejo contestó:
- La más bella es Blancanieves.

Entonces la reina, llena de ira y de envidia, ordenó a un cazador:

- Llévate a Blancanieves al bosque, mátala y como prueba de haber realizado mi encargo, tráeme en este cofre su corazón.

Pero cuando llegaron al bosque el cazador sintió lástima de la joven y dejó que huyera, sustituyendo su corazón por el de un jabalí.

Blancanieves, al verse sola, sintió miedo y lloró. Llorando y andando pasó la noche, hasta que, al amanecer llegó a un claro en el bosque y descubrió allí un maravilloso  loft.

Entró sin dudarlo. Los muebles eran de diseño y, sobre la mesa, había siete platos y siete cubiertos exclusivos. Subió a la alcoba, que estaba ocupada por una enorme cama redonda. La pobre Blancanieves, agotada tras caminar toda la noche por el bosque con los tacones, se tumbó y al momento se quedó dormida.

Por la tarde llegaron los dueños de la casa: siete modelazos que trabajaban en una fashion parade y se extrañaron al descubrir a Blancanieves.

Entonces ella les contó su triste historia. Los jovenzuelos indicaron a la niña que tenía que marcharse porque ellos eran su propia familia y no necesitaban a nadie más. Blancanieves les dijo que se encargaría de las labores de limpieza y los muchachos accedieron.

Mientras tanto, en el palacio, la reina volvió a preguntar al espejo:

- ¿Quién es ahora el ser más bello del Universo?

- Son siete los seres más bellos del universo. Viven en el loft del bosque privado y allí está con ellos Blancanieves de asistenta.

Furiosa y vengativa como era, la cruel madrastra se disfrazó de vendedora de tuperware y partió hacia el loft.

Blancanieves estaba sola, pues los modelos estaban haciéndose fotos. La malvada reina ofreció a la niña una barrita energética y cuando Blancanieves dio el primer bocado, cayó desmayada.

Al volver a la casa el grupo de modelazos, encontraron a Blancanieves tendida en el suelo, pálida y quieta, creyeron que se había tomado un éxtasis como hacía habitualmente y le construyeron una urna de cristal para despejar el salón y para que no desprendiera malos olores.

En ese momento apareció un príncipe azul a lomos de un brioso corcel y nada más contemplar a los modelazos alucinó. Se acercó a todos y cada uno de ellos para besarles, que es lo que hacen los príncipes azules, y en ese momento Blancanieves quiso volver a ser protagonista del cuento y dijo:

- ¡Que me tienes que besar a mi!

El príncipe azul le contestó que de momento "no era ese su interés" y Blancanieves se tuvo que quedar en la urna de cristal eternamente.

A partir de ese momento los siete modelazos adoptaron en su loft a un príncipe azul y fueron felices y comieron perdices.

El blog del día: Escrúpulos no es una isla griega