La ciudad dorada de Rajastán, puerta de entrada del desierto del Thar, un lugar bello y aislado al que los nómadas rabari se refieren a él como la Casa de la Muerte. Jaisalmer fue en el siglo XVI un importante enclave en las rutas de las caravanas del Medio Oriente y de Asia Central. La antigua ciudadela se levanta, como un gigantesco castillo de arena, a más de 80 metros de altura sobre la colina de Trikuta.
Se encuentra rodeada por un recinto amurallado protegido por 99 baluartes desde los que se domina el inmenso desierto. En el siglo XV sirvió de refugio a los rajpur durante la invasión mongola, y la mayoría de los suntuosos y espléndidos palacios que todavía siguen en pie, fueron construidos por los silabats, escultores y arquitectos musulmanes traídos por los ricos hindúes propietarios de las caravanas.
Desde su fundación, en la que el dios Krishna tuvo algo que ver, hasta nuestros días, Jaisalmer ha pasado por todas las visicitudes de la historia: desde ser un importante enclave en las rutas comerciales, a caer en el olvido por el auge de los nuevos puertos de Bombay y Calcuta. Hoy en día Jaisalmer vive un nuevo renacer como atracción turística y como base militar por la cercanía de Pakistán.
3 comentarios:
Por favor ¡qué traje más bonito! ¡qué colores! besos
winnie - esa ciudad debe ser preciosa... pero dificultosa para llegar a ella.
Otro de tantos paises que tengo pendientes por visitar.
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