Limpia y hace brillar lápidas. Lleva agua para los floreros y también reza cuando se lo piden.
Este niño de diez años, así como muchos otros, ha encontrado en los pasillos del Cementerio General de Bolivia un sustento económico para sí mismo y su familia. De lunes a viernes estudia y el fin de semana cambia los libros por sus ocupaciones laborales.
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1 comentario:
Cari te dejo foticos del cementerio de Isla mujeres en mi blog.
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