El pie en el primer escalón, y desde uno de los laterales con sombra, a la izquierda de la imagen, apareció una cabeza saludándome y dándome los buenos días. Contesté y pensé que era el día del turista ya que tanta amabilidad ante un desconocido o era motivado por una actividad social pagada por algún patronato o había otras connotaciones. Aceleré para evitar ese encuentro...
...que no me sirvió de nada. El muchacho que me saludó desde la sombra ya estaba arriba en el momento en que yo llegué. Nuevo saludo, nuevas sonrisas y las presentaciones. La suya, la de un amigo que estaba a su lado, la mía...
Que si es bueno contactar con los que vienen de fuera, que qué bonita debe ser España, que si trabajo o estoy de vacaciones, que si es la primera vez en la isla, que si hotel o casa particular... Ahí estaba la clave.
La diferencia de alojarse en un hotel o en una casa particular permite un mejor acercamiento o una rápida despedida. Si contesto que estoy en un apartamento enseguida surgen más temas de conversación. Si el alojamiento es en un hotel, pues aquí paz y después gloria.
Tras dejar a mis nuevos conocidos, a los que vería posteriormente dando vueltas por la explanada de la universidad (incluso les pude fotografiar, de naranja y de azul), me dirigí a uno de los edificios impresionantes del recinto. Bellos y fuertes por fuera, pero débiles en su interior.
Algunos estudiantes con sus portátiles, otros con sus libros, gente descansando y dos muchachas autodenominadas universitarias que se me acercan amigablemente para charlar sobre si trabajo o estoy de vacaciones, si es mi primera vez en la isla, si he llegado solo y si hotel o apartamento.
Ya afirmé que hotel, con un grupo de quince investigadores y que habíamos quedado dentro de diez minutos y tenía que marcharme que se me hacía tarde. Esperando un "bueno, pues adiós" recibí un "pero aún no nos hemos presentado", y extendiéndome sus manos volvimos a empezar una conversación que no iba a llevarnos a ninguna parte. Que si me llamo fulanita, y yo menganita. Y yo que me quiero marchar y ellas que no paraban de ser amables y sonreír. Levanté la mano saludando al infinito del horizonte y dije: "Ahí están mis amigos. Ya nos vemos otro momento, pásenlo bien". Creo que aún me miran alejarme hacia el encuentro con la nada.
Busqué un lugar donde no apareciera nadie y tropecé con una sala en la que había animales disecados, huesos... pero no pude entrar porque estaban limpiando. Metí la cabeza a través de una ventana y vi a un señor pasando una mopa por el suelo. Hora de fregar, hora de cerrar.
Di la vuelta y salí a la calle. Buscaba un bar, cafetería o quiosco porque la sed acuciaba. Señor, qué calor. ¿A quién encontré?
Pues a un nuevo "amigo" que tenía interés en conocer si estaba de vacaciones, o de trabajo, que si era la primera vez en la isla, que si hotel o apartamento. La universidad de la calle.
El blog del día: Telepatético
6 comentarios:
Te verían cara de profesor o simplemente son amigables...
Salu2
JUAN CARLOS - Amigables, sociables, atentos... Hay de todo y bueno.
Pese a todo, la UNIVERSIDAD cubana siempre ha tenido prestigio internacional, al menos son los mejores, creo, en temas como oncología, oftalmología y corazón... eso al menos, dicen nuestros medios de comunicación...
OGG - No lo dudo en absoluto, pero yo solo paseé por el exterior. Si voy cerca de la plaza de toros no puedo tratar la temática de los banderilleros. ¿Es una comparación o se me fue la pinza totalmente?
No me gusta demasiado viajar a lugares en los que te salen muchos "amigos", me incomoda bastante, y tengo que reconocer que cuando visito algún sitio y me cae a mano, me gustar recorrer las Universidades y sus alrededores.
Sobre lo que comenta OGG, el único dato que conozco se refiere a la olimpiada matemática y a la de física, en las que tanto cubanos como brasileños sacan muy buenas puntuaciones, pero ambas son para pre-universitarios.
RONRONIA - Las visitas son inesperadas en la calle. Pero el acercamiento es veloz y espontáneo. Una sonrisa a tiempo es suficiente.
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