Ubicado en la provincia de Cañete, al sur de Lima, este cementerio japonés guarda los restos de los primeros inmigrantes que trabajaron en las haciendas de Santa Bárbara, La Quebrada y Casa Blanca. Caracterizado por una gran cruz en cuya base se hayan inscripciones sobre los primeros issei, en este camposanto se encuentran también las tumbas y nichos de la colectividad nikkei cañetana.
Gracias al reverendo K. Sato, los restos óseos de los primeros inmigrantes japoneses se conservan en el Cementerio de Casa Blanca, en los linderos de Cerro de Oro. Allí se encuentra la Gran Cruz, una especie de mausoleo que contiene, en su base central, inscripciones referentes a los primeros japoneses.
También se encuentran depositadas las cenizas (ikotsu) y las tablillas (ihai) de aproximadamente 2.000 inmigrantes y sus descendientes. En este templo se celebran, además, las dos fechas más importantes del año: el Ohigan (marzo) y Obon (agosto), a las que también asisten sacerdotes budistas de Japón, Brasil, Argentina y México.
2 comentarios:
Muy interesante, muy pujante la comunidad japonesa en el Peru en especial en la época de Fujimori.
No debería ser sorprendente, ciertamente, la presencia de un cementerio japonés en PERÚ, con la cantidad de nipones que hay por esas tierras, supongo que, mutatis mutandis, habrá un cementerio italiano en algún lugar de ARGENTINA, habrá que investigarlo...jejeje
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