
El 2 de abril de 2009 se inauguró el
metro de Sevilla. El primero de Andalucía y, como curiosos que somos, nos prometimos visitarlo antes de que inauguraran el
metro de Málaga (pero esa es otra historia).

Acostumbrado a diferentes metros o suburbanos de
Madrid,
Barcelona,
Londres,
Sofía... decidimos adentrarnos en el submundo sin demasiado temor y sin conocer hacia dónde nos dirigíamos. No vimos un solo plano en el exterior de los accesos. O sabes hacia dónde vas, o mejor no vayas.

Ya no hay taquillas, como en muchos otros lugares, y el billete se obtiene a través de unas máquinas expendedoras. Ahí empieza el periplo deshumanizante para cualquier mortal al que no le hayan dado clases particulares: Cómo obtener billete.

El sistema es enrevesado al máximo. El usuario compra un billete/tarjeta recargable. Usa el viaje que ha solicitado (Puerta de Jerez - Prado de San Sebastián) y le cobran 2,30 euros. Algo caro para no más de 400 metros de distancia entre ambas paradas. Ante la ignorancia y sorpresa acudimos a "Información al usuario" y allí nos encontramos con la persona menos agradable que Sevilla alberga: "
Pues pone el dinero le da el billete y si luego no quiere lo mete en un punto blanco y le devuelve el euro".

Mi acompañante, más inteligente que yo a todas luces, me dice:
-Ya lo entendí (yo no, evidentemente). Hay que sacar la tarjeta que vale un euro; añadir el importe de viajes que quieres hacer y luego ir recargando dicha tarjeta.
-¿Y si solo quiero hacer un viaje?
-Igual. Es para no desperdiciar papel.
-Vaya chorrada de mente pensante. Algún político se cree muy listo.
Sacamos las tarjetas/billetes recargables, hicimos el viaje y tuvimos que buscar a la salida de la siguiente estación una caja blanca en la que introducir la tarjeta/billete y esperar el euro.
Han pasado varias semanas y sigo sin entender los beneficios del sistema del billete/tarjeta. ¿Por qué no venden billetes unitarios como en todas partes? Aunque ahora tengo pánico a que inauguren el metro de Málaga y coloquen el mismo sistema. Me parece un timo y una pérdida de tiempo. ¿Qué harán los turistas? Lo único que van a pensar es que el precio del viaje es carísimo.
El blog del día: El descodificador