Me acuerdo de Mohamed, de
Xauen, de su familia, de sus paseos, del cous-cous, de la araucaria de la plaza de la mezquita, del mercado, de los viajes a Ouassane, de la playa de Oued-lau, del lavadero, de la ermita, del cementerio, de la fanta de naranja a media tarde, del té de las tres, de las cuatro y de las cinco, de sus porros en la terracita de arriba, de su amigo el peluquero, de los niños de la plaza, del hostal, de la casa de Esmeralda, del vendedor de alfombras, de los bocadillos y pastelitos típicos del pueblo. Si. Me acuerdo muchas veces.
El blog del día: Escribiendo corto
7 comentarios:
Pues por aquí también tengo un Mohamed, que es el conserje de la "urba", buena gente. Beso.
Tngo ganas de perderme en una de esas ciudades del Magreb... pero que tal que luego no me quieran creer que soy mexicano con esta cara mía de Alí Baba jujujuju
Buena memoria, eso es que dejó marca.
He pensado lo mismo que ROMO al leerte, son recuerdos telegráficos, aunque se ve que ran todos positivos, por las palabras y las imágenes empleadas... lo de la FANTA de naranja se me antoja cotidiano, cercano, infantil... son los recuerdos que me evoca a mi... excelente post
EMEJOTA - La sonrisa. No se me olvida la sonrisa.
ALVARO - Una cosa que he aprendido en esas tierras es que realmente la belleza se lleva en el interior. Pero tampoco es un país idílico. Seamos claros.
ROMO - Memoria selectiva de lo positivo. Los cerebros son siempre más listos de lo que pensamos.
OGG - En los bares marroquíes no hay alcohol. En las estanterías donde en el resto del mundo hay botellas y botellas de ron, ginebra o vodka, ellos colocan botellas de Fanta de naranja a modo de expositor. Y de otra cosa parecida al zumo de manzana con gas en botella verde.
Suena bien esos días en Marruecos. Tengo que aprender a dejar perderme y dejar de ser tan turista en los viajes... ;)
JL - En alguno de mis más de veinte viajes a Marruecos, te aseguro que me ha dado tiempo a no ser turista. Es lo mejor.
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