Esta es la historia de un jardinero fiel que, al morir, trastocó los asuntos del Gobierno británico y con un efecto dominó, los del cementerio inglés de Málaga.
Situamos nuestra historia a mediados de los años 50 en Málaga. Sabemos que desde 1904, al suprimirse las donaciones del Gobierno Británico, el cementerio inglés sobrevive con la venta de tumbas, donaciones y con lo que se consideraba en su momento un vivero de plantas. Por un lado, a partir de 1950, cuando por decreto ley se autoriza el enterramiento de fieles protestantes en cementerios católicos, la decisión de los familiares de fallecidos protestantes es enterrar a sus muertos en el lugar que para ellos sale más rentable, ya que no existe la prohibición de compartir camposantos.
Por otra parte, decae la ayuda, decaen los entierros y aumenta el negocio de los viveros en municipios malagueños. Los 8.000 metros cuadrados de extensión de la necrópolis están a punto de desaparecer.
El padre del jardinero y conserje, Pedro Alcaide, había cuidado, desbrozado, limpiado, regado y adecentado del recinto durante muchos años, a cambio del beneficio que obtenía con la venta de plantas de un vivero que con el tiempo había montado en las zonas libres del camposanto. Era una época en la que el negocio del vivero como se conoce hoy día no existía, y uno de los pocos lugares a los que se podía acudir en busca de plantas era el cementerio inglés.
Pero en 1959 Pedro Alcaide falleció, está enterrado en la zona de difuntos de la religión católica, y le sucedió en el puesto uno de sus hijos, el último de la dinastía de jardineros del cementerio. Era evidente que las condiciones laborales no podían ser las mismas ya que nadie se acordaba de la existencia del vivero, había venta de plantas en cada mercado y esquina de la ciudad, y el sueldo del cementerio era prácticamente nulo. Se planteó rescindir el contrato o que el cementerio se hiciera cargo de la nómina del conserje y jardinero.
El gobierno británico hacía mucho que no aportaba absolutamente nada, y las autoridades malagueñas no tenían obligación, ya que el terreno era particular y privado. Así las cosas, solamente podía ocurrir lo peor: la desaparición y desalojo del cementerio inglés.
A pesar de que esporádicamente el Ayuntamiento de Málaga contribuía con una pequeña partida económica, los gastos generados eran altos, teniendo en cuenta que los ingresos eran nulos; a los que había que añadir el trabajo realizado por el jardinero y la limpieza necesaria y obligada debido a los desperfectos que se estaban ocasionando por las noches de botellón en el recinto por grupos de personas que ocupaban la zona alta de la necrópolis.
Un grupo de vecinos de la zona plantean la eliminación del cementerio ya que, aducen, no les agrada ver al asomarse a sus balcones las tumbas. Ellos jamás admitirán que los edificios llegaron después y que en el momento de la compra de los inmuebles ya existía en el lugar el cementerio. Todo eran problemas y trabas.
Mientras tanto, los fieles de la iglesia anglicana de San Jorge siguen acudiendo los días de oración al templo edificado en 1839 y no desean la desaparición de su lugar de culto. ¿Qué hacer? Siendo el cementerio más antiguo de la península para cristianos no católicos había que preservarlo a toda costa. Se crea la Fundación Amigos del Cementerio en 2006.
Hoy en día, el cementerio de los ingleses de Málaga es un punto de visita turístico. Abre de martes a domingos a partir de las 10.00 de la mañana.
6 comentarios:
Interesante historia. ¡Lo que el turismo no resuelva en este país, no lo resuelve nidios! Bsss.
Yo me pregunto por qué los ingleses allí donde van se hacen un cementerio aparte. Ya son ganas de significarse.
Creo que un cementerio no tiene que ser un museo. Que se visite si tiene interés artístico pero que se use como tal, para enterrar fiambres independientemente de su nacionalidad.
Solo falta la tienda de souvenirs jajaj
Emejota
Y que siga viniendo...
Uno
No por ingleses, sino por protestantes, su enterramiento tenía que estar diferenciado. El el norte de Marruecos hay cementerios de españoles por el mismo motivo.
S
Sifué
Existe en la entrada una tienda de recuerdos con cerámica, bolígrafos, postales... Es como el negocio de una ferretería
Tengo años que no voy a visias de cementerio, este como que me provoca, aunque no sé si al ir a Malaga lo vería, creo que me has hecho escalofriendodo jujujuju ahorsa siempre observo a minucia las escaleras.
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