Un envío de Juan Carlos
Cambados, conocida como la “capital del Albariño”, destaca también por su gran riqueza patrimonial. Los restos de esta iglesia de estilo ojival tardío, son un buen ejemplo de ello.
Las ruinas se sitúan en el interior del cementerio del que el escritor Álvaro Cunqueiro decía que era “…el más melancólico camposanto del mundo” y fueron declaradas Monumento Nacional en 1943.
La iglesia consta de una sola nave dividida por cuatro arcos transversales, cinco capillas laterales, sacristía y capilla mayor. Destacan los arcos tallados con bolas y en las capillas, las escenas bíblicas, tales como los Pecados Capitales y las imágenes de peregrinos.
4 comentarios:
darán sabor al vino? o lo beberán por las raíces
Sepas, Didac que justo a la salida del cementerio hay un museo del albariños, cosa curiosa. Y a la derecha una subida a una loma desde el que se ve un magnífico paisaje.
Salu2
Me encantan los cementerios de los pueblos gallegos. Voy a ver si te busco algo.
He de reconocer, uniendo con el del otro día, que esto de las iglesias en ruinas en los cementerios les da aún un toque más melancólico a todo...
Publicar un comentario