lunes, 11 de mayo de 2009

Continuará...

Fotografías realizadas por José María en Beirut y Byblos

Una de las conversaciones con Covadonga a la salida del instituto en Madrid se basó en la posibilidad que tenía en verano para hacer algo más que sestear a la sombra de la sopa boba familiar. O encontrar un primer trabajo estival o preparar una mochila y salir a recorrer lo que fuera "recorrible", siempre cerca, más que nada por las carencias económicas del momento, que por miedos a lo desconocido.
Mi profesora de Historia Contemporánea no llegó a creerse que esa misma tarde unos alumnos del centro escolar habían entablado una charla entre caña y caña en la que me entrometí, dado el carácter de aventura que marcaban los interlocutores. Había llegado el fin de curso y se planeaba una salida hacia el norte para recoger la pera limonera. Iban a ser unos días geniales. Era como ir a vendimiar a Francia, pero a lo “niño bien”. Es decir, iban a tomar un tren en un par de días, después del último examen, y su meta era aguantar el verano viviendo del trabajo del campo, vamos, de la recogida de la famosa pera limonera.

Covadonga soltó una sonrisa, casi carcajada, sin dejar de mirarme. ¿Cómo era posible que a mi edad, habiendo terminado el servicio militar como voluntario, a mis diecinueve años, decidiera apuntarme a una excursión a la que no me habían invitado? Sin intención de cortarme las alas -que nunca la tuvo- me previno de algunos inconvenientes como podían ser malentendidos con la gente con la que me iba ya que apenas les conocía, algún que otro problema que podría surgir en el viaje y cosas por el estilo. Sus arengas no eran en absoluto maternales, sino preventivas ante cualquier sorpresa. Aunque una vez más utilicé mi sistema de cerrar los oídos cuando me hablan de temas que no me interesan -o que no quiero que me interesen- con el tiempo descubrí que tenía razón. La vida no es una uva pelada que la tragas sin agobios. Es más, tiene piel áspera y pepitas que hay que sortear.

Siempre había una rápida solución: regresar a la primera de cambio. Tampoco había mucho que perder, aunque exclusivamente debería preparar los exámenes de selectividad para septiembre. Un valenciano bastante extraño había decidido suspenderme en matemáticas ese año colapsando cualquier viso de buen futuro en una facultad. El sistema educativo se había vuelto loco y me obligaban a estudiar unas cosas rarísismas con cifras y números, cuando durante el anterior periodo escolar me dio por las letras: el latín, poco; el griego, poco, el arte, poco;  y el francés, también poco. ¡Pero matemáticas! 
Una noche sin sueño que mereciera la pena recordar finalizó con un amanecer de esperanza...

6 comentarios:

Thiago dijo...

Bueno, cari, hacia tiempo que no te leía un post tan personal y encantador como este... ¡la pera! jaja... con uns escaleras preciosas

En fin, supongo que aprobaste en septiembre, pq al final "te sacamos" adelante, jaaj

Bezos

Winnie dijo...

Mira que se dan conversaciones curiosas entre "caña y caña"...ag qué rica una caña ahora.....Me encanta la última foto, es preciosa ¿puedo imaginar a donde me llevan esas escaleras?...Sí...voy a hacerlo.....Continuará...Besos

Logan y Lory dijo...

Dices: " La vida no es una uva pelada que la tragas sin agobios. Es más, tiene piel áspera y pepitas que hay que sortear."

Y como tus escaleras: unas veces subes, sin llegar a lo más alto, y otras bajas, sin tocar fondo. o también.
Saluditos

Stultifer dijo...

thiago Si quieres considerar algo personal un escrito de hace 15 años o más... estás en tu derecho. Evidentemente el autor aprobó.

winnie0 Entre caña y caña, entre cubata y entre viajes. Lo bonito uqe es ser feliz.

logan y lory La uva pelada existe solo en las latas preparadas para la navidad.

GAD dijo...

Very insightfull. Me gustó todo el relato en general, pero tengo una queja: POR QUÉ EL DESGANO CON LAS MATEMÁTICAS, SI SON TAAAANNNN INTERESANTES xDDD. Te lo dice un Ing, mientras más les temas, más daño te harán.

Stultifer dijo...

gad Estudié latín y francés y de repente hubo un cambio y me "colaron" unas matemáticas que empezaba sin una base. Era imposible. Lo único bueno es que tuve un profesor particular... Aprobé.