En el primer paladar al que acudí, la abundancia de comida en el plato (creo que eran masitas de cerdo con arroz) era tal, que el estómago se asustó y apenas probé bocado. Fue tal la sorpresa de la propietaria que no lo cobró de la cuenta. Eso sí... buenísimo, como toda la (poca) comida que pude probar en la isla. Resutado: he adelgazado cinco quilos.
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7 comentarios:
¡Que bueno que volviste! Se te ve buen aspecto. Besso.
¡Coñe! has vuelto !! y con escaleras de recuerdos !!!
LAKACEROLA - Volví, pero el comentario que me enviaste no apareció aquí.
EMEJOTA - Ya sabes: Cinco quilos menos
¡Los paladares! Qué buen nombre para los restaurantes... no se me habría ocurrido, yo no me habría asustado, porque en lo que se refiere al arroz, en el caso de tu ejemplo, tengo un estómago supletorio.... supongo que otro día hablarás de mi otro estómago accesorio: los postres y la repostería...
O sea que el régimen cubano te ha hecho adelgazar. No eres el único. Funciona.
Yo creo que, dentro o fuera de los paladares, la gastronomía cubana es bastante limitada y la escasez de la isla la limita aún mas. No sales del arroz, el pollo y el cerdo. Y ese marisco caribeño que no sabe a ná. Lo mejor: esas frutas exóticas que por desgracia a mi me cansan.
OGG - Realmente es femenino: Las paladares. Entre el viaje, la humedad, el calor y el exceso alimenticio... En repostería... descubrí una chocolatería en Habana Vieja...
UNO - Ojalá el regimen cubano hubiera conseguido que mi cuerpo hubiera cambiado a algo atlético y fibrado. Allí hay mucho así. Ante la carencia (res, cerdo y pollo) existe la abundacia. Y en los restaurantes aumentan los platos con frijoles, arroz, aguacate, plátano frito. De las frutas, la guayaba no la soporto; la fruta bomba me parece insípida y el mango, con tanto yodo...
Pues si que lo es. Si no es la misma una similar y de un edificio similar a este.
Y en la misma habitación en la que vivía Diego había una pequeña escalera por la que se subía al mesanini o barbacoa, como decimos en Cuba, en donde estaba la cama.
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