Los tranvías son los que marcan el sonido de la ciudad con su troc-co-troc. Apenas hay ruidos en la calle. Para nada una música que salga de algún bar por sus altavoces, ya que la música que se escucha es la voz humana cantando en las escaleras del metro.
Claro, que eso de acceso a minusválidos tardará en llegar aún varios años. Así me lo contaba Pavel mientras me susurraba al oído algunas frases que en ningún momento podría escribir aquí en horario infantil y/o juvenil.
Los tranvías son amarillos, rojos, azules. Con o sin publicidad de viajes a Turquía o de papel higiénico. Difícil poder pagar para usarlos. Resulta que hay abonos mensuales o billetes sencillos que se compran en taquillas en las paradas (cuando hay taquillas y cuando están operativas). Si no tienes billete puedes adquirirlo con una moneda de 1 lev (prácticamente inesistentes, el billete más usual es papel de 2 leva), con lo cual los viajes salen gratis. No vi revisores o no me vieron a mi.
La monumentalidad vista los días atrás sigue manifestándose en el vestíbulo de la estación de trenes de Sofia. El pasajero se ve pequeñito, pequeñito ante estos murales de piedra y metal que miran por encima de las cabezas. Comprar unos billetes puede ser una aventura ya que si la mayoría de los búlgaros habla inglés, no ocurre así con los funcionarios. Lo mejor, es llevar apuntado el horario y el nombre de la ciudad a la que quieres ir y mostrarlo. O pasarte quince minutos de mímica. O decirle a Pavel que te haga las gestiones en público, que en privado ya se las harás tú. (Bueno, yo)
El acceso a los andenes es selectivo: O por escalera o por ascensor averiado. Optamos por la escalera ya que tampoco teníamos equipaje en este viaje. ¿Sabes? Estoy empezándome a cansarme de tanto hormigón.
Y este es el tren que cruza de Oeste a Este Bulgaria, que sale de Sofia y se dirige a Burgas, con parada en todas las estaciones de su recorrido. Vagón de primera clase. ¿A qué me recuerda...?
Ni pregunté que ponía ese cartel, ni hacia dónde se iba por ahí porque la falta de iluminación y la suciedad por la falta de uso (demasiado polvo) pero pensé que era pasa pasar de un andén a otro. Pavel me miró.
En el otro andén, otro tren. También me recuerda a algo... Tantos recuerdos... Bueno, el viaje fue hacia Plovdiv y costó alrededor de 13 euros ida y vuelta por 140 kilómetros.
25 comentarios:
Que gusto da viajar con el chucuchu del tren.
UNO - Viajar por placer es divertido en este tipo de trenes. Por necesidad u obligación puede ser un castigo.
ya me queda claro... necesitamos un Pavel para poder ver Bulgaria. ¿Donde le encontramos?
Me gusta el tren...me apunto a viajar así, tiene un no se qué encantador.
ADRIANOS - Yo le encontré en una fiesta. Todo lo bueno se encuentra en lugares donde menos lo esperas.
LAKACEROLA - Lo tiene. Tiene ese encanto si no te incomoda estar horas y horas...
Pero teniendo a Pavel cari no sé a qué coño vas a ningún sitio, jaaj Tu viaje es algo así como "El amante búlgaro" y eso me suena de algo, no? jaja
Bezos
Me gusta mucho el panel o mural o como se llame eso de la estación. A mí me recuerda todo también a muchas cosas, afortunadamente lejanas en el tiempo (bueno, no tanto).
THIAGO - Es muy divertido ir a conocer lugares con gente interesante, agradable, con buen pakete entre las piernas, que destaca por su simpatía, su interés cultural por las cosas... No como otros... (Si yo te contara...)
THEODORE - Inverosímilmente enorme. Sobre un muro de hormigón, placas de mármol y engarzado toda una estructura metálica. Si no te recuerda a nada concreto, viéndolo te aparecen recuerdos tipo Acorazado Potemkim.
Aqui los minusvalidos lo tienen muy mal, ni rampas , ni ascensores, .... estos trenes se ven muy antiguos,
MONTSE - Observé que en todos los tramos de escalera del metro, mercados... hay unos raíles adaptados para la subida y bajada de carritos
Menudos viajecitos te pegas ;)
YOGURT - Unos son más cómodos que otros, pero todos mis viajes me parecen muy interesantes.
Bien lo has dicho: viajar en esos trenes por gusto es una cosa, por necesidad y a menudo: un castigo! (por acá quedan algunos así)...este Pavel te tiene impresionado...qué bueno que la gente se disfrute! Y si encima nos vas a traer más fotos de lugares interesantes pues que hayan muchos Paveles más! Saludos.
Las ciudades con tranvia tienen un encanto especial
CLAUDIA - Ya estoy pensando mi próximo lugar de vacaciones y de descubrimientos.
JUANJO - Miedo me da si hay que conducir en una ciudad por la que en todas sus calles hay tranvías. Ellos no se detienen ante un coche y se paran donde les viene bien. Además tienen preferencia.
Muy interesante tu viaje a Bulgaria...
SERGIO - Evidentemente no puedo ni debo contar todo el viaje. solo pequeñas anécdotas.
Que recuerdos! fui en un tren igual pero de Sur a Norte...
Antes viajaba y si no podía lo deseaba. Ahora por razones evidentes, me da gran pereza, sin embargo disfruto mucho de las narraciones de los viajes ajenos. Me alegro que resultara tan buen viaje. Bellos colores los de la primera foto. Un abrazo.
Necesito un Pavel en mi vida,¿no será ese Pavel mi querido actor porno?con ese te hace viajar hasta el infinito.Disfruta!
Besos
ANARKO - Son este tipo de viajes que con el tiempo te gusta tener en la mente.
EMEJOTA - Pocas aventuras cuento yo. Me gustan lo textos muy breves.
BRILLI - Un beun Pavel viene bien en todas las ocasiones. Solo que es algo, una vivencia, que quedó allí.
Lo dicho, no paras. Que envidia.
Saludos.
JAUROLES - De momento hasta julio no tengo previstos más viajes. Pero el siguiente será corto.
Empiezo a sospechar que el tal Pavel es un escalón o algo está cambiando. Jajajaja.
Kisses
CHAVY - La intimidad de Pavel queda para él y para mi. No debo relatar más que lo que relato aquí.
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