sábado, 5 de junio de 2010

El viaje

Solemos viajar siempre en coche porque nos resulta más cómodo, llevadero, cordial, alegre... y sobre todo debido a la fobia social que padecemos y que nos impide estar rodeados de muchas personas en situaciones de obligatoriedad. Por ejemplo en un avión. Pero esta vez no teníamos más remedio. Íbamos a Bulgaria y no era plan cruzarnos 3.700 kilómetros pegados al volante. Nos fuimos al aeropuerto de Madrid, T-4. Son las 9.30 de la mañana. ¡Qué grande!

Facturamos el equipaje, mostramos el de mano para ver si cumplía con los requisitos de seguridad, nos quitaron una botella de agua, y el cinturón y a una señora los zapatos. El agua la tiraron directamente a un contenedor, quizá para revenderla posteriormente. Una vez superados esos controles nos indican que hemos de coger un tren que nos llevará a la terminal de salidas. Me parecía ya barato el viaje de antemano, pues con tanto pasillo y un tren, era regalado.

Y subes, y subes, y un pasillo, y otro, y te van marcando la distancia en minutos que aún te queda para llegar a tu puerta de embarque: R6 - 35 minutos. Entendemos ahora el motivo de tener que estar en el aeropuerto dos horas antes. Media me la paso caminando, subiendo, bajando, en tren y descalzándome.

A la derecha, salidas; subiendo, salidas, enfrente, más salidas. Cuatrocientas tiendas que se anuncian como exentas de impuestos (todo falso, lo de la exención) y por fin la R6 la tienes frente a ti. Solo falta esperar la hora de salida: 12:30 horas.

Que son las 13.20 y empezamos a volar y cruzar España, salir por Valencia, cruzar Mallorca, cruzar Italia... y 3.30 horas después (menos una) aterrizamos en el aeropuerto internacional de Sofia. Estamos en tierras búlgaras y no sabemos muy bien qué hora es.

Y lo primero que nos encontramos es este anuncio de Vodafone, empresa asociada a Mel, de comunicaciones telefónicas búlgaras. Control de pasaportes en un ambiente de absoluto silencio, miedo, respeto y casi sumisión...

Y pedazos de coches que han llegado a un país ex comunista, junto con las mejores tiendas del resto de Europa, los McDonalls y ...

...Pavel. Nos habíamos conocido el día anterior en una terraza de la calle Vitoska. Menuda noche, cuánta pasión... Atrás quedaban las risas de un penoso y anterior pene que más que pene era pena. Aprendí que el búlgaro, además de ser un idioma puede estar en medio de unas piernas son suficiente ejercicio muscular que las fortalece. Pavel, Pavel. Aún hoy te recuerdo y así cada noche cuando hablamos. Seguro que hay otro encuentro.

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...han pasado cinco días y tenemos que regresar por donde hemos venido. Pavel me acompaña en el taxi. Son las 6.30 del amanecer. El aeropuerto de Sofia parece que sufre un éxodo de búlgaros. Apenas hay españoles, algunos alemanes y tres ingleses. El resto, hasta reventar las colas, búlgaros madrugadores que salen del país incluso sin equipaje. Sus destinos: Madrid, Zurich, Munich...

Otras tantas horas de viaje (menos una ahora), más tierra y más mar y más tierra y más mar y un aterrizaje lento tras dar cuatro enormes vueltas en el cielo por exceso de tráfico en Barajas (es lo que nos cuentan). Casi con ganas de pisar tierra firme, pero no escondernos tras este pasadizo que aunque parece de otra época está situado en la estación de Atocha, justo para bajar a la depuradora del estanque de las tortugas.

Y luego, tras tanto viaje en la T4, el tren, el metro, los transbordos y las incomodidades, me entero que a Metro se llega también por móvil. Y eso ha sido el viaje.

El blog del día: Todo sobre Damián

13 comentarios:

theodore dijo...

Ah, Pavel...cuantos escalones de pasión te habrá hecho re-correr.

Argax dijo...

Pues sí, nos cuentas la rutina del viajero y no sus motivaciones, Pavel incluido...

Stultifer dijo...

THEODORE - Hay dias en los que pienso en que las distancias son menos. Hasta que miro un mapa.

ARGAX - Es conocida para todos mi faceta de discreción.

juanjo dijo...

Hey¡¡¡¡¡¡¡¡¡......ese ha sido el viaje,si....¿pero y la estancia?

Stultifer dijo...

JUANJO - Yo dije que contaria el viaje...

Zanobbi dijo...

Yo también quiero estancia, ea.

Stultifer dijo...

ZANOBBI - A ver qué puedo hacer. Tanto Pavel, tato Pavel... y no se si hice fotos a escaleras...

Thiago dijo...

Pero bueno... jaja cari, así que has ido hasta casi el fin del mundo pa echar un polvo... ¡Esto es "pavelo" jajaj

Y no te enteraste de que el metro se puede tb. se puede ir en movil, pq te mandé yo la foto hace más de un año, jaja.

Bueno,veo que estás extendiendo tu reino escaleríficio entre mis amigos de Perú, jaaj Pumara, Damian.... buenas elecciones.

bezos.

Stultifer dijo...

THIAGO - Tu si que eres pa verte. jeje. Polvos en España y polvos búlgaros. Pero es que a Pavel no se lo saltaba un gitano.

Claudia Ibañez dijo...

Cómo habrá sido de ocupada y entretenida la estancia que ni siquiera averiguaste si Pavel saca fotos de escaleras...
A mí me asombró lo del agua...que tampoco te dejan llevar una mísera botellita de agua?? qué se supone que se puede hacer de malo con ella??

Stultifer dijo...

CLAUDIA - Lo menos importante de Pavel es si saca o no fotografias a escaleras. Te lo aseguro. La botellita de agua me la quitaton para que no la subiera al avión, Pero luego la vendían al lado de la puerta de embarque.

Montse. dijo...

Los aeropuertos es lo que tiene, muchas escaleras, aunque gracias que son mecanicas, sino creo que nadie cogeria un avión, y tu estancia con Pavel te ha dejado un buen recuerdo, celebro que lo pasaras bien.

Stultifer dijo...

MONTSE - La gente va en avion no por el número de escaleras de un aeropuerto. En Sondica (Bilbao) apenas hay escaleras...