miércoles, 5 de octubre de 2011

Cuba - Un infante difunto

Era la primera vez que subía una escalera: en el pueblo había muy pocas casas que tuvieran más de un piso y las que lo tenían eran inaccesibles. Este es mi recuerdo inaugural de La Habana: ir subiendo unas escaleras con escalones de mármol. Hay la memoria intermedia de la estación de ómnibus y el mercado del frente, la plaza del Vapor, arcadas ambas, colmadas de columnas, pero en el pueblo también había portales. Así mi verdadero primer recuerdo habanero es esta escalera lujosa que se hace oscura en el primer piso (tanto que no registro el primer piso, sólo la escalera que tuerce una vez más después del descanso) para abrirse, luego de una voluta barroca, al segundo piso, a una luz diferente, filtrada, casi malva, y a un espectáculo inusitado. Guillermo Cabrera Infante. (Del libro "La Habana para un infante difunto")

Cuba se reconcilia por fin con Cabrera Infante. Una editorial oficial publica un ensayo sobre la obra del autor de 'Tres tristes tigres', exiliado de la isla en 1965.

Blog del día: Coleccionando cervezas

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Aunque CUBA es tan rara consigo misma, hace poco autorizaba la libre compraventa de vehículos a motor, tú dices que se ha reconciliado con CABRERA, y los periódicos dicen que ha habido, hace poco, otra vez, encarcelamientos masivos de disidentes...

epistolario segun san alvaro dijo...

Cuba es un enigma, bella y misterioso, contrastante, un delirio.

El Pensador dijo...

Me alegra saberte de vuelta, subiendo y bajando la escalera de casa.

Me alegra también leer esas palabras de Alvaro sobre mi patria...la ha retratado.

Te tengo unas vistas diferentes de una misma escalera. La mando luego pues esta en mi celular.

Espero podamos hablar un día de estos sobre tus experiencias en Cuba.

Stultifer dijo...

OGG - Este mes de septiembre ha sido terrible en cuanto a detenciones. prometo no haber tenido yo la culpa.

ALVARO - Cuba me enamora.

PENSADOR - A tu disposición plenamente para deleitarte con mis impresiones.

Uno dijo...

Como escalerólogo supongo que guardabas ese texto como un tesoro.

Stultifer dijo...

UNO - Las cosas no son como parecen. Hay veces que los textos aparecen por casualidad. Leo "Mi tío el empleado", de Ramón Meza; y "Cecilia Valdés", de Cirilo Villaverde, y descubro La Habana del XVIII y XIX. Con "La Habana para un infante difundo" se va descubriendo la belleza de lo que fue. Hay que mirar con buenos ojos.

Juan Carlos dijo...

Han tardado en reconocerlo pero nunca es tarde para remediar el error.
Salu2

El Pensador dijo...

Stultifer a mi me encanta Cecilia Valdes. Me remonto a mi adolescencia cuando la estudie en la escuela. No es lo mismo leerla por deleite que por obligación. Casi siempre volvía a los mismos libros estudiados en clases pero es segundas ocasiones los devoraba enteros y de una vez.

odio este teclado gringo que solo me permite poner algunos acentos...grrrr.

Stultifer dijo...

JUAN CARLOS - Que no caigamos en el olvido...

PENSADOR - Me ocurre igual que a ti con los libros. Jamás hubiera elegido para lectura de tarde "Fortunata y Jacinta". Sin embargo la novela costumbrista cubana me atrae mucho. Y más ahora, que lo llevo sensible.

El Pensador dijo...

Jajajajaja pues odiaba a Cecilia Valdes y leía con fruición a Fortunata y Jacinta...uno siempre quiere lo que nos es ajeno. Somos capaces de sensibilizarnos mas fácilmente con lo foráneo que con lo del propio patio.

Stultifer dijo...

PENSADOR - Uno quiere lo que le da vida. Y te aseguro que mi visita a Cuba me ha llenado de vida.