De las bodegas con solera (IV)

De la bota más cercana al suelo, la solera, se saca un tercio de vino, que es el que se destina a envasar. De la bota inmediata superior se trasvasa a la solera un tercio para que vuelva a llenarse; de la segunda a la tercera y de la primera a la segunda. De este modo, se rellena la primera bota con lo cosechado en el año. De ahí, que los olorosos, dulces, Pedro Ximen, palo cortado y demás no tengan añada (no tienen un año de cosecha, sino que todos mantienen la misma calidad por el trasvase de bota a bota).

Aprendí que Tío Pepe no sólo era una marca de manzanilla, sino que realmente exisitió y que fue su sobrino, un tal Manuel Antonio (aunque el nombre me falla ahora), que decidió poner a un tipo de vino seco la marca con el nombre de su tío José: Tío Pepe.

Y de fino a fino, lo bebo en catavino, servido con la venecia para no romper la flor de la bota. Colección de nomenclatura para aumentar cualquier diccionario.

Y colocamos la veleta en lo alto de la escalinata que nos conduce a ella misma. Justo al lado del edificio que González Byass tiene de hormigón como almacén de sus caldos, obra del arquitecto Cano, familiar de los hermanos Cano, de Mecano. ¿Queda claro?

Y para que no haya dudas: Alíate con el enemigo y no permitas que los ratones de Jerez roan tus botas, agrien tu vino y derramen el caldo por el suelo. Antes de eliminarlos, darles de beber. En catavino, como requiere la tradición.

Fotografías: Bodegas González Byass. Jerez de la Frontera. Cádiz.

El blog del día: Living the pop life