Escalera puzzle

Si el amor fuera tan fácil como unir piezas, el 1 con el 1, el peldaño 3 con la balda 3, la escuadra 21 con el poste 21... todo sería perfecto. Vendría el amor con libro de instrucciones, envasado en plano, listo para llevar a casa y a punto de montarlo adaptándolo a nuestro rincón favorito.
Eso pensaba yo cuando le conocí. Que cada una de sus piezas eran las precisas para montar; que no sobraba ni faltaba nada. Me gustó, me entusiasmé demasiado, pero preferí que me lo trajeran, no ocurriera que lo rompiera en el camino. Lo pagué, di mi dirección y quedaron en que me llamarían para entregármelo. Esa llamada no sucedió. Sólo había un mensaje en el contestador que decía: De momento habrá que esperar. Sigo esperando.
De vez en cuando aparece como una sombra y vuelve a darme esperanzas de su verdadera existencia, pero a veces dudo de su propia realidad y de su propia existencia.

El blog del día: Mariano Prato