miércoles, 21 de abril de 2010

Y comieron perdices

El cuento de buenas noches de Thiago

Estreno de la Cenicienta en el palacio de la Música de Madrid.
Fotografía de Francesc Catalá Roca en el Museo Reina Sofía de Madrid.

Hubo una vez una joven muy bella que no tenía padres, sino madrastra, una viuda impertinente con dos hijas a cual más fea. Era ella quien hacía los trabajos más duros de la casa y como sus vestidos estaban siempre tan manchados de ceniza, todos la llamaban Cenicienta.
Un día el príncipe de aquel país anunció que iba a dar una gran fiesta a la que invitaba a todas las jóvenes casaderas del reino.
-Tú, Cenicienta, no irás -dijo la madrastra-. Te quedarás en casa fregando el suelo y preparando la cena para cuando volvamos.
Llegó el día del baile y Cenicienta apesadumbrada vio partir a sus hermanastras hacia el Palacio Real. Cuando se encontró sola en la cocina no pudo reprimir sus sollozos.
-¿Por qué seré tan desgraciada? -exclamó-. De pronto se le apareció su Hada Madrina.
-No te preocupes -exclamó el Hada-. Tú también podrás ir al baile, pero con una condición, que cuando el reloj de Palacio dé las doce campanadas tendrás que regresar sin falta. Y tocándola con su varita mágica la transformó en una maravillosa joven.
La llegada de Cenicienta al Palacio causó honda admiración. Al entrar en la sala de baile, el príncipe quedó tan prendado de su belleza que bailó con ella toda la noche. Sus hermanastras no la reconocieron y se preguntaban quién sería aquella joven.
En medio de tanta felicidad Cenicienta oyó sonar en el reloj de Palacio las doce.
-¡Oh, Dios mío! ¡Tengo que irme! -exclamó-.
Como una exhalación atravesó el salón y bajó la escalinata perdiendo en su huída un zapato, que el príncipe recogió asombrado.
Para encontrar a la bella joven, el príncipe ideó un plan. Se casaría con aquella que pudiera calzarse el zapato. Envió a sus heraldos a recorrer todo el Reino. Las doncellas se lo probaban en vano, pues no había ni una a quien le fuera bien el zapatito.
Al fin llegaron a casa de Cenicienta, y claro está que sus hermanastras no pudieron calzar el zapato, pero cuando se lo puso Cenicienta vieron con estupor que le estaba perfecto.
Y así sucedió que el príncipe se casó con la joven y vivieron muy felices y comieron perdices.
FIN

El blog del día: De ratones y mujeres

13 comentarios:

Didac Valmon dijo...

mira tú, la cenicienta con los zapatos de cristal y unas rozaduras increibles....pobre

Sergio Vallejo dijo...

Eso de que tu chico te conozca por el zapato y no mirandote a la cara denota un fetiche por su parte de lo mas preocupante... ¿pero era zapatero o principe? jaja besos!

epistolario segun san alvaro dijo...

Hola yo hice hace poco una Eroticienta y una prostituta que vivía en una casa de citas... interesante cambio Stulf...

Winnie dijo...

¿y si le sudaban los pies....se empeñaban los cristales.....? besos

Adrianos dijo...

cuentos asi han hecho que las niñas hoy sueñan con principes, anillos y unos Manolos...
tengo ganas de ver lo que han hecho en el palacio de la música...

Stultifer dijo...

DIDAC - No nos han dicho lol que se gastó en podólogo y en tiritas.

SERGIO - Soy fetichista de los pies. De los pies bonitos. Pero el objeto zapato como tal no me agrada nada.

ALVARO - ¿Hiciste? Bueno, es interesante lo relacionado con el sexo. Felicidades.

WINNIE - A mi me preocuparía más si tuviera que llevar plantillas ortopédicas.

ADRIANOS - Cuentos así hicieron que las niñas fueran idiotas.

♥ Ana ♥ dijo...

¡¡¡Tremendamente agradecida por mi premio!!! No sé qué decir ni qué hacer. Qué nervios. Encantada de que te haya gustado el blog.

Y a propósito de la foto, qué maravilla la escalera con Cenicienta, ahora no veo que se hagan cosas tan bonitas y llamativas.

Stultifer dijo...

ANA - Un placer lo de los premios. Aunque caducan a las 24 horas. Seguimos leyendonos.

♥ Ana ♥ dijo...

Es verdad, hoy soy como la Cenicienta de tu foto, a las 12 de la noche desaparecerá el premio...

Stultifer dijo...

ANA - Cada vez que se oculta el sol hay un motivo más para esperar a que vuelva a salir.

Thiago dijo...

He leído estos días que estos cuentos infantiles reproducen los estereotipos machistas y que a los niños hay que empezar a contarles otros cuentos, en los cuales el principe haga las tareas del hogar, mientras la reina anda por ahi matando dragones... bueno, más o menos, jaja


Bezos.

Stultifer dijo...

THIAGO - Intento dar una nueva versión del cuento de los siete enanos para no herir susceptibilidades. ¿Serán 7 señores bajitos? Lo de "señor bajito" suena a viejo verde. No sé que será peor.

Anónimo dijo...

¿El cuento es tuyo...? Es que me suena... ;P

Un abrazo.