«Todo el mundo dice que el cambio se ha reflejado en mi obra: en los temas, la luz, los colores...». Quien habla es Valentín Kovatchev y «el cambio» al que se refiere consiste en su traslado a Málaga desde su Bulgaria natal. Fue a principios de los años 90, cuando Kovatchev (Sofía, 1953) tuvo «dos flechazos». El primero llegó cuando conoció a su mujer durante una exposición en Italia. Y el primero llevó al segundo, con su mudanza a Benalmádena en 1992.
El montaje podrá visitarse durante un mes en la sala de exposiciones del Rectorado y ofrecerá «una muestra muy representativa» del trabajo realizado por Kovatchev en Málaga durante las últimas dos décadas.
Kovatchev muestra al público las claves de una técnica acuñada por él mismo: «Se trata de una nueva manera de trabajar el grabado que me permite un alto grado de detalle». Buena cuenta de ese manierismo estilístico dan las creaciones reunidas en 'Dos almas, una esencia', que se despliega como una suerte de memorias de Kovatchev en suelo andaluz.
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